REVOLUCIÓN VERDE
Los orígenes de la llamada Revolución verde hay que buscarlos en la década de los 60, considerando a los alimentos y a la agricultura como la solución ideal para paliar el hambre en el mundo.
Básicamente, se refiere a la obtención de variedades agrícolas muy productivas, utilizando tecnologías de alto coste.
No necesariamente se usan nuevas tierras de cultivo, sino que se trata de incrementar el rendimiento por superficie, es decir, obteniendo más producción por cada hectárea cultivada, y todo ello con la aplicación a las plantaciones de fertilizantes y pesticidas químicos, productos herbicidas e innovadoras técnicas de riego.
Esta Revolución verde va a depender de las costumbres y reglas culturales, económicas, e incluso políticas, de los pueblos, que definirán quién se beneficia de estos incrementos de la producción
CONSECUENCIAS Y BENEFICIOS
Una consecuencia de esta Revolución verde es que los agricultores y profesionales del cultivo van a necesitar cada vez más fertilizantes y plaguicidas, para conseguir resultados similares, porque la dependencia de los abonos químicos no ayuda al mantenimiento de la fertilidad natural del suelo.
Además, los productos plaguicidas van a crear plagas cada vez más resistentes.
Los beneficios que aporta la Revolución verde son evidentes, pero también sus inconvenientes, como es el caso del daño al medio ambiente, así como la energía necesaria para desarrollar este tipo de agricultura.
A modo de ejemplo, para mover la maquinaria agrícola se precisa combustible, para la fabricación de fertilizantes y pesticidas petróleo, y más combustible para la distribución de alimentos, etc.
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